Habilidades para la vida

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En el mundo existen alrededor de 7.700 millones de personas. Cada una de ellas con su propia forma de ser, de pensar, sentir, y expresarse. Para poder convivir en armonía, es necesario desarrollar una serie de habilidades. Ya que todos somos diferentes. Debemos aprender a llevarnos bien con los demás. Sino el mundo podría tornarse un caos. Aunque a veces pareciera que ya es bastante caótico.

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Muchos han visto esta imagen de los dos hombres parados uno frente al otro con un número dibujado en el piso. ¿Es un 6 o es un 9? Depende de dónde estés parado, reza la moraleja. La perspectiva. Cada uno cree ser dueño de la verdad, pero: ¿Qué es la verdad? Hay MI verdad, tú verdad, nuestra verdad. Llegar a un consenso. Esa es una gran habilidad.

Relacionarnos con los demás no siempre es una tarea sencilla. Ya que cada persona es un mundo distinto, debemos aprender a comunicarnos correctamente. A no herir con nuestras palabras. Ser asertivos, empáticos, cordiales. Pero antes de seguir viendo hacia afuera, primero debemos ver hacia dentro. ¿Y eso qué significa? Tratarnos bien a nosotros mismos. Conocernos, aceptarnos, perdonarnos, amarnos. Estar bien con nosotros mismos, para así poder estar bien con los demás. Uno da lo que tiene.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1993, definió unas Habilidades para la Vida (HpV): “Aquellas aptitudes necesarias para tener un comportamiento adecuado y positivo que nos permita enfrentar eficazmente las exigencias y retos de la vida diaria”.

¿Y cuáles son estas habilidades?

Autoconocimiento: conocer mejor nuestro ser, carácter, fortalezas, oportunidades, actitudes, valores, gustos y disgustos; construir sentidos acerca de nuestra persona, de las demás personas y del mundo. Antes de establecer cualquier tipo de relación con los demás, es imprescindible conocerse a uno mismo, nuestra personalidad, características, actitudes, debilidades y fortalezas, tratando de encontrar nuestro camino y motivación en la vida y qué necesitamos para conseguirlo.

Comunicación asertiva: expresar con claridad, y en forma apropiada al contexto y la cultura, lo que se siente, piensa o necesita y saber escuchar e interpretar lo que se siente, piensa u ocurre en determinada situación. En toda comunicación, lo más importante es cómo decimos lo que queremos transmitir, pues la manera en la que lo hacemos puede afectar al otro. Así, debemos expresar claramente nuestras ideas, pero siempre teniendo en cuenta y respetando los sentimientos de los demás.

Toma de decisiones: evaluar distintas alternativas, teniendo en cuenta necesidades, capacidades, criterios y las consecuencias de las decisiones, no sólo en la vida propia sino también en la ajena. Ser personas proactivas, con iniciativa, decisión y capacidad de anticiparnos a problemas o necesidades, siendo consecuentes con aquellas decisiones que tomemos no solo en nuestra propia vida sino también en la vida de los demás, y con capacidad de evaluar y mejorar siempre que sea posible.

Pensamiento creativo: usar la razón y la “pasión” (emociones, sentimientos, intuición, fantasías e instintos, entre otros) para ver las cosas desde perspectivas diferentes, que permitan inventar, innovar y emprender con originalidad. Nuestra capacidad de inventiva e imaginación puede ser llevada a cualquier ámbito de nuestra vida. De hecho, las personas con un pensamiento creativo se desenvuelven en la vida de manera más eficaz, pues abordan las situaciones desde distintos puntos de vista y son capaces de crear ideas nuevas.

Manejo de emociones y sentimientos: aprender a navegar en el mundo afectivo logrando mayor “sintonía” entre el propio mundo emocional y el de las demás personas para enriquecer la vida personal y las relaciones interpersonales. Nos ayuda a reconocer nuestras emociones y las de otros, a ser conscientes de cómo influyen en nuestro comportamiento, y a responder a ellas en forma apropiada

Empatía: ponerse desde el lugar de otra persona para comprenderla mejor y responder de forma solidaria, de acuerdo a las circunstancias. Es la “capacidad de imaginar cómo es la vida para otra persona, aun en situaciones con las que no estamos familiarizados, ayudándonos a aceptar a personas diferentes a nosotros y mejorando nuestras interacciones sociales”.

Relaciones interpersonales: establecer y conservar relaciones interpersonales significativas, así como ser capaz de terminar aquellas que impiden el crecimiento personal. Distinguir entre relaciones sanas y tóxicas es esencial para nuestro crecimiento personal. Dependiendo de las personas con las que nos rodeemos tendremos unos aprendizajes u otros, por lo que debemos tender a relacionarnos con aquellos sujetos de los que obtengamos experiencias positivas. Por el contrario, debemos aprender cómo alejarnos de aquellos que entorpezcan nuestro camino.

Solución de problemas y conflictos: transformar y manejar los problemas y conflictos de la vida diaria de forma flexible y creativa, identificando en ellos oportunidades de cambio y crecimiento personal y social. “Nos permite enfrentar de forma constructiva los problemas en nuestras vidas”. Todo problema requiere una respuesta por parte de la persona. No podemos mirar hacia otro lado porque el problema va a seguir ahí hasta que actuemos.

Pensamiento crítico: aprender a preguntarse, investigar y no aceptar las cosas de forma crédula. Ser capaz de llegar a conclusiones propias sobre la realidad. Estamos rodeados de información que nos llega a través de multitud de medios (personas, medios de comunicación, redes sociales, etc.), por lo que tenemos que saber analizarla, compararla y juzgarla en función de nuestro beneficio, tomando nuestras propias conclusiones.

Manejo de tensiones y estrés: identificar oportunamente las fuentes de tensión y estrés en la vida cotidiana, saber reconocer sus distintas manifestaciones, y encontrar maneras de eliminarlas o contrarrestarlas de forma saludable. Generalmente, el nivel de exigencia en trabajos, estudios y familia es muy alto, lo que genera estrés y cansancio mental en las personas. Por ello, debemos identificar aquello que nos genere excesivo estrés y buscar la forma de solventarlo.

Cada una de estas habilidades pueden servir de manera independiente para una situación en particular o también se trabajan de manera interrelacionada. Quizá un día una amiga está contando un problema que tuvo y en ese momento sirve la empatía. Pero también puedes utilizar la comunicación asertiva y el pensamiento creativo para ayudarle a encontrar una solución. Pueden presentarse simultáneamente en diversos ámbitos, pero igual es necesario separarlas para poder reconocerlas independientemente.

Es relevante destacar que las HpV están orientadas al bienestar humano y social, pudiéndose aplicar en las acciones y relaciones personales, en la interacción con los demás y en aquellas acciones en las que creamos que es necesario transformar el entorno con el fin de que sea favorable para la salud y el bienestar.

Los niños deben aprender a entender sus emociones

Los niños deben aprender a entender sus emociones.

Las HpV deberían enseñarse en todo ámbito, desde la casa, hasta en las instituciones educativas. Es necesario aprenderlas desde temprana edad, para así crecer con una gran inteligencia emocional. Niños capaces de conocerse, entender y manejar sus emociones, relacionarse bien con las demás personas, saber reaccionar positivamente ante las situaciones que les presente la vida. De esta manera crecerán y se convertirán en adultos proactivos, y aportarán un bien a la sociedad.

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